El deporte: mi inestimable y fiel compañero de viaje.

Gracias a mis padres, tuve la oportunidad de empezar a practicarlo desde muy pequeño, y afortunadamente me ha acompañado en todas las etapas de mi vida.

A mis 37, soy muy consciente de todo lo que le debo al deporte. Gracias a él he superado momentos difíciles, he conocido a grandes personas, he valorado la importancia del sacrificio, he vivido las experiencias y emociones más intensas de mi vida, he sentido el apoyo de mis seres queridos, y me he mantenido en un magnífico estado de salud física y mental.

Por todo esto y mucho más, seguiré vinculado al deporte indefinidamente, y trataré de ayudar a otras personas para que tengan la oportunidad de experimentar lo que se puede conseguir a través del deporte.

Hace varios años que practico Triatlón de Media y Larga Distancia, una exigente modalidad deportiva de la que he hecho una forma de vida.

Reconozco que me enamoré desde el principio de esta espectacular disciplina. El buen ambiente que se respira entre compañeros, el respeto, el sacrificio, la oportunidad de progresar y competir contra ti mismo y lo espectacular de algunas pruebas, son algunos de los motivos.

Sin embargo, lo que más me atrae de las pruebas de larga distancia es el parecido que le encuentro a la vida. Finalizar un Ironman con buenos resultados implica entre otras cosas, una muy buena preparación física, que solo se consigue con constancia, disciplina y sacrificio diario. Aquí, como en la vida, no hay excusas para no progresar. Compites contra ti mismo, y si quieres ver resultados, el trabajo previo es fundamental, además de saber gestionar los percances que obligatoriamente se cruzarán en tu camino.

Cruzar la meta de un Ironman es una de las experiencias más emocionantes que he vivido. Es un premio a tu esfuerzo, que solo uno mismo es capaz de experimentar. Recuerdo una sensación parecida en mi acto de graduación. Ese breve instante en que te ponen la banda, y que supone el reconocimiento a tanto trabajo, te da un chute de motivación que hace que todo el esfuerzo haya merecido la pena.

Pero lucir esa banda, al igual que cruzar la meta de un Ironman, solo supone el fin de un ciclo brillante. Para seguir progresando, hay que fijar nuevos objetivos, buscar la motivación, y retomar la constancia, disciplina y sacrificio. En mi opinión, de eso se trata la vida, y por eso valoro tanto el deporte.